Después de que se desata el infierno, los únicos que quedan vivos son la reportera Angela (Manuela Velasco) y su cámara, Pablo (nunca visto pero interpretado por Pep Sais).
Después de que se desata el infierno, los únicos que quedan vivos son la reportera Angela (Manuela Velasco) y su cámara, Pablo (nunca visto pero interpretado por Pep Sais).
Se las arreglan para refugiarse en un supuesto ático abandonado… pero descubren que el apartamento es la fuente del virus (en esta sala se estudió a una niña que se creía poseída y la conclusión fue que era una nueva cepa de virus).
La luz de la cámara se rompe cuando Pablo la usa para explorar un espacio en el techo, una de las criaturas que se esconden en él.
Usando solo la visión nocturna, tanto Pablo como Ángela descubren que la niña era la fuente original de la infección que aún se encuentra en el departamento. Antes de que puedan huir a ciegas por el apartamento, Pablo es asesinado y deja caer la cámara. Tropezando para escapar, Angela agarra la cámara y huye. A través de la lente de la cámara, se ve que Angela es arrastrada de vuelta al apartamento y es supuestamente asesinada.
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